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Continuación de nuestra historia: ¡Match!

  Anteriormente, os contamos que ya teníamos cinco embriones aptos para las transferencias, y que ahora nos tocaba esperar para poder conocer a una mujer gestante que decida ayudarnos con nuestro proceso. Pues bien, después de unas semanas nuestra coordinadora se puso en contacto con nosotros para decirnos que tenía un perfil de mujer gestante para que lo revisáramos. Nos envió todos los datos y nos comentó que, tras leerlo, consultásemos con ella todas las posibles dudas que pudieran surgir, y que si al final nos gustaba dicho perfil vendría un segundo paso, y es que la chica también tenía que leer el nuestro y decidir si quería seguir adelante con nosotros. Tras intercambiar un par de mensajes sobre algunas preguntas que nos surgieron, decidimos que sí queríamos que le presentaran nuestro perfil a Laura (nombre ficticio). Si recordáis, uno de los requisitos iniciales, al margen de los estudios psicológicos y socioeconómicos que nos hicieron, era el de rellenar nuestro perfil y ad...

Navidad sin niños, una época complicada

Siempre se ha dicho que la navidad es un periodo de reencuentros y de pasar tiempo en familia. En esas fechas son numerosas las comidas y cenas en las que se reúnen familias extensas, propiciando el encuentro de familiares no tan cercanos que sólo se ven de uvas a peras, o por decirlo de manera más comprensible de año en año. 

Por ello, en esas ocasiones existe la tentación de "ponerse al día" sobre la vida y situación actual de otras personas y plantear cuestiones que pueden ser vistas como indiscretas o consideradas como intromisiones en la vida personal, tales como ¿tienes novio/a? ¿cuándo os casáis? ¿para cuando el bebé?, etc.



Estas preguntas, que a las personas homosexuales que no han salido del armario pueden suponerles una tortura, pierden importancia tras dar el paso de gritar a los cuatro vientos que te gustan las personas de tu mismo sexo. Tras este paso, similar a un renacimiento por iniciarse una nueva vida, las preguntas indiscretas parecen evaporarse y desaparecen la intriga y el cuestionamiento sobre nuestra situación actual o nuestros planes futuros. Tal vez sea porque a las personas homosexuales se nos presupone promiscuidad y un escaso interés por conseguir pareja formal, porque las parejas homosexuales que contraen matrimonio son una rara avis y sobre todo porque a las parejas homosexuales, especialmente a las masculinas, no se les presupone la posibilidad de tener descendencia.

Hasta tal punto llega esta presunción de que las parejas homosexuales masculinas no tendrán descendencia que lo llamativo o novedoso en este campo es que logren tener descendencia o que expresen querer tenerla. Tal es la conmoción que esta situación genera, que se convierte en una especie de salida del armario 2.0, tal y como señalamos en esta entrada anterior.   

Sea como sea, tanto si eres homosexual como heterosexual, pareja o persona sola que desea tener niños/as y no los tiene, la navidad es un periodo del año complicado. Son días en que todos los retoños disfrutan de vacaciones en los centros educativos y las agendas se llenan de actividades y planes infantiles: tiovivos, pistas de hielo, escritura de cartas de deseos, panettones, visitas de emisarios y pajes reales, estrenos de películas infantiles en el cine, aguinaldo, cabalgatas, programaciones especiales en las televisiones y canales de pago, iluminaciones callejeras, elfos traviesos, cortilandia, decoraciones navideñas, chocolate con churros, visitar belenes, regalos... Imagínate si será sagrado el consenso en que en estas fechas los niños sean el centro del universo, que es el único momento del año en que las personas adultas se ponen de acuerdo para tramar y ejecutar con perfección un plan, un auténtico complot planetario. 

Son días de ilusión y de magia en los que todo gira en torno a los niños y las niñas. Y encontrárselos en esas fechas, se vaya a donde se vaya, una constante. Si bien es cierto que muchas de las actividades y planes que se organizan en el periodo navideño pueden ser disfrutadas tanto por personas adultas como por parte de los más pequeños, el acompañamiento de los niños y ver cómo ellos perciben y disfrutan de los eventos añade un plus de inocencia y emoción. Por ello, para las personas que deseamos tener hijos o que nos encontramos en el camino de conseguirlo (¡ojalá algún día sea así!) hacer estas actividades o simplemente seguir nuestra vida diaria en este ambiente cargado de vibras infantiles nos genera preguntas como las siguientes: ¿podré vivir yo esas emocionantes experiencias algún día? ¿cuántas navidades más restan antes de cumplir mi sueño? ¿cómo me las ingeniaré para transmitir la misma ilusión y magia que estos niños viven? 


Y vosotros, ¿experimentáis o habéis experimentado vosotros también estos sentimientos que contamos? ¿os formuláis también estas mismas preguntas? ¿conseguís vivir la navidad con ilusión y emoción aún sin tener hijos? ¿cuál es vuestra actividad favorita en estas fechas? ¿cómo fue vuestra primera navidad con niños? Contadnoslo en comentarios.   




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“ Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”. El Principito - Antoine de Saint-Exupéry