Relato de un proceso de gestación subrogada
Destacados
Continuación de nuestra historia: se lo contamos a nuestras familias
En nuestra anterior entrada, os hablábamos sobre cómo habíamos dado nuestros primeros pasos para tratar de informarnos sobre la gestación subrogada y las reuniones que tuvimos por videoconferencia con la agencia y con el despacho de abogados, ambos de España.
Llegados a este punto, y antes de realizar la firma de los contratos, decidimos pausarlo todo y pensamos que antes de continuar era necesario reunirnos con nuestras familias para contarles la noticia, ya que hasta ahora todo lo habíamos llevado entre nosotros. Ninguna de nuestras familias reside en nuestra ciudad y consideramos que tampoco era un tema para tratarlo por teléfono, así que con el calendario en la mano planeamos dónde y cuándo íbamos a dar este paso tan importante.
Para que ni la agencia ni el despacho de abogados pensara que habíamos perdido el interés sobre nuestro proceso ante nuestra falta de respuesta, les enviamos unos correos electrónicos explicando la situación y pidiéndoles un tiempo. Fue un alivio para nosotros que lo comprendieran, pues sentíamos que este trámite era imprescindible para continuar con seguridad.
La verdad es que este periodo entre la pausa y la reanudación de nuestro proceso lo llevé un poco mal. Álex es mucho más calmado que yo en ese sentido, pero a mí los nervios me pueden, y no dejaba de pensar en cómo dar la noticia, las posibles reacciones, preguntas y respuestas y un largo etcétera que incluso llegó a afectar mis horas de sueño. Lo bueno es que su carácter más templado y tranquilo hace que me equilibre, y gracias a eso llegó un punto en el que encontré el balance necesario para que pasaran los días sin perder demasiado la calma.
Por fin, llegó el momento de desplazarnos para contárselo primero a mi familia. Era un fin de semana como muchos otros en los que vamos de visita y comemos con ellos antes de regresar a nuestra ciudad. Tras una conversación agradable, en la que alguien mencionó algo sobre un regalo, pensé que ahí tenía mi oportunidad y les dije: “Nosotros también tenemos un regalo para vosotros”. Jamás he estado tan nervioso como en ese momento.
Explicamos todo lo que habíamos hecho hasta ese momento, dando las razones por las que habíamos decidido dar ese paso y tras algunas preguntas que nos hicieron sobre cómo funciona el proceso y cómo lo íbamos a hacer, pudimos ver la reacción de cada uno: mi madre estaba completamente ilusionada con la idea, pues siempre ha querido tener nietos así que su júbilo era realmente apreciable. Mi padre evitó hablar más del tema, de hecho han pasado ya unos meses desde aquella conversación y no he vuelto a hablar con él sobre esto. He de decir que él no es una persona que lleve bien mi homosexualidad, así que dentro de lo que cabe, era una reacción esperada. Quizá mi mayor sorpresa fue mi hermana, pues pese a que siempre me había hecho algún comentario medio en broma medio en serio del tipo “a ver cuándo me haces tía”, se quedó bastante callada. Días después mantuve una conversación con ella donde le pregunté si es que no le había parecido bien, y se limitó a contestar que prefería guardarse la opinión aunque nos apoyaba. A día de hoy me pregunta a veces cómo va nuestro proceso, así que entiendo que con ella todo va bien.
Por último, decidimos contárselo también a mi abuela, la única que me queda viva, y la mujer no puede estar más feliz, por lo que también contamos con todo su apoyo.
Ahora quedaba contárselo a la familia de Álex. Desde el principio me mantuve bastante negativo con respecto a la respuesta que nos darían. Cuando llegó el momento de contárselo, desgraciadamente tenía razón: ninguno de sus padres estaban de acuerdo con el paso que íbamos a dar. Había varios motivos, desde nuestra edad, el hecho de que nuestras familias no estén cerca, el miedo a que tengamos que irnos tan lejos para lograrlo, la carencia de referentes o personas conocidas que hayan tramitado este proceso, la desconfianza en los abogados… En varias ocasiones surgió el tema y todas las veces eran conversaciones algo tensas en las que siempre demostraron su desacuerdo. Por suerte los hermanos de Álex sí que nos demostraron su apoyo, por lo que no todo fue negativo.
Pese a las reacciones de ambas familias, siempre tuvimos claro que no íbamos a dar ni un solo paso atrás. Quienes tenemos que vivir nuestra vida somos nosotros y no estamos dispuestos a que nadie se interponga entre nosotros y lo que nos hará felices: el hecho de ser papás. A fin de cuentas, no estábamos pidiendo el permiso de nadie, tan sólo compartimos nuestro sueño con ellos. Así que por supuesto continuamos adelante con la firma de los contratos y, poco después, recibimos el primer email de presentación de nuestra coordinadora en Méjico, quien a partir de este momento se convirtió en nuestra guía para seguir avanzando y darnos todo el apoyo que pudiésemos necesitar.
De lo que vino más adelante, os contaremos en una próxima entrada.
Y vosotros, ¿cómo fue vuestra experiencia a la hora de contárselo a vuestras familias? ¿Le disteis a este paso tanta importancia como le otorgamos nosotros? Contádnoslo en comentarios.
Comentarios
Nuestra experiencia fue muy positiva, la noticia la dimos el día de Navidad y ambas familias no podían estar más felices al enterarse de nuestros deseos. En este sentido nos hemos sentido muy acompañados en todos los momentos del proceso, lo cual pensamos que es una gran suerte.
ResponderEliminarGracias por vuestro comentario. Vuestra aportación nos permite saber que hay alguien al otro lado y nos impulsa a seguir escribiendo.
EliminarSin duda vuestra experiencia comunicando la noticia a las familias suena genial y seguro serán momentos especiales que recordaréis siempre.
Y el apoyo durante todo el proceso, que por momentos se puede complicar... impagable.
Esperamos tener nuevas aportaciones de vuestra historia a medida que contemos sobre la nuestra.