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¿Se lo contamos a nuestros amigos?

 En esta entrada de nuestro blog narramos el paso de contarles que íbamos a iniciar el proceso de gestación subrogada a nuestras familias, como un avance importante. Para nosotros se trató de un "salir del armario 2.0", que despertó alegría, entusiasmo, inquietud, desacuerdo, incertidumbre e ilusión a partes iguales. 

A pesar de que sabíamos que el hecho de contarlo podía levantar ampollas y derivar en no pocas noches sin dormir para algunos familiares cercanos, dimos ese paso con decisión, pues consideramos que implicarnos en una gestación por sustitución es una nueva dimensión que nuestra vida personal y familiar adquiere y queríamos compartirla con las personas que nos importan. 



¿Esto significa que también se lo hemos contado a nuestros amigos? Ni sí ni no, sino todo lo contrario. Entre nuestros grupos de amigos ha habido un poco de todo. 

Marcos tiene un grupo de amigos más reducido, de mayor confianza a pesar de la distancia geográfica que los separa y de orientación predominantemente heterosexual. En este caso, el hecho de que alguno de ellos estuviera próximo a experimentar la paternidad biológica o natural propició el hecho de contárselo abiertamente en un encuentro informal, y la noticia fue bien recibida. Surgieron las típicas preguntas sobre el proceso (¿En qué país vais a hacerlo? ¿Qué fases conlleva el procedimiento? ¿Qué coste supone?, etc.), pero siempre con respeto y naturalidad, sin mostrar sorpresa, rechazo, indignación ni formular preguntas morbosas. 

Álex, por su parte, tiene mayor número de amigos, más cercanos geográficamente si bien con menor confianza emocional, de orientación predominantemente homosexual. Aunque no les hemos contado abiertamente el hecho de estar inmersos en un proceso de gestación subrogada, el tema de la paternidad o la visión de futuro como hombres/parejas gays y potenciales padres se ha debatido en varias conversaciones de bar entre nosotros, en las que lanzamos "globos sonda" que algunos interpretaron como auténticas intenciones. ¿Y sabéis cuáles fueron las reacciones? Pues de lo más diversas. 

Algunos amigos mostraron no tener ningún impulso paternal ni plantearse su vida con hijos ni compromisos a largo plazo, más allá de decisiones para nada comparables a la paternidad como pueden ser tener una mascota o suscribir una hipoteca para la compra de una vivienda. 

Otros amigos mostraron su interés por ser padres algún día, sea por el método que sea, posicionándose a favor de la gestación subrogada (ya tenemos una edad y otros métodos no se perciben inviables). En la conversación sacaron a relucir casos de conocidos que anteriormente habían optado por la gestación subrogada y ahora son felices papás. Se puso sobre la mesa la dificultad que supone afrontar el coste económico del proceso y la imposibilidad de mucha gente de poder asumirlo. Ante la posibilidad de que nosotros pudiéramos optar por la gestación subrogada, vislumbramos expectación e incluso cierto grado de envidia, queremos pensar que sana. 

También hubo quien planteó las reflexiones morales que la técnica de gestación subrogada despierta, como la explotación de la mujer, el poder del dinero (la manida frase "comprar un bebé"), la legalidad en nuestro país, etc. Nuestros argumentos a favor de la gestación subrogada y nuestra férrea defensa de la necesidad de su legalización en España hicieron que algunos de nuestros amigos se dieran cuenta de que lo nuestro no se trataba de una simple intención, sino de una voluntad en marcha. 

Una vez más experimentamos la división del colectivo LGTBIQ+ en torno a la cuestión de la gestación subrogada, que entre el grupo de amigos heterosexuales de Marcos no generó brecha alguna. Si hasta en el mismo grupo de amigos homosexuales de Álex existen distintas ideas y opiniones sobre la materia, aparentemente irreconciliables, ¿Qué no pasará en el seno de un colectivo, como es el LGTBIQ+, tan grande, diverso y con tantos enfrentamientos internos entre sus facciones? 

No esperamos que nuestro colectivo sea el que abandere la lucha por los derechos reproductivos de los hombres solos, de las parejas de gays, de las mujeres solas o de las parejas heterosexuales en las que la mujer no tenga capacidad de gestar. Vemos más factible que algún colectivo de personas de fuera del colectivo o que un partido político acoja como propia la lucha por una legalización de la técnica reproductiva en España, que deje claros los derechos y deberes de todas las partes implicadas y garantice un trato respetuoso y digno. Esperamos que dicho grupo de personas o partido político surja pronto o que nuestra reivindicación sea recogida por alguna existente. Es la esperanza que nos queda frente a la sordera ante nuestra situación del colectivo al que pertenecemos y por el cual nos sentimos desprotegidos.  



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“ Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”. El Principito - Antoine de Saint-Exupéry