La revolución del Tribunal Supremo

Hace unos días, concretamente el 17 de septiembre de este año, el Tribunal Supremo emitió una sentencia en la cuál autorizaba a los padres de un bebé nacido por gestación subrogada en Ucrania a cambiar el lugar de nacimiento de su hijo en el Registro Civil por el del domicilio familiar. Esta sentencia busca ante todo proteger los derechos del menor, ya que los padres no tienen ninguna relación con el país donde se llevó a cabo el proceso y si el lugar de nacimiento apareciera en los documentos del bebé, mostraría el origen y las circunstancias de su nacimiento, violando su intimidad.

No ha sido fácil para esta familia, que ha tenido que intentarlo hasta tres veces, pues el Registro Civil se negó en un primer momento. Después, los padres realizaron una demanda de oposición a dicha negativa, la cuál fue desestimada. Sin embargo, la perseverancia de estas personas les llevó a intentarlo a través del Tribunal Supremo y esta vez el fallo sí que resultó a favor de los padres.

La sentencia ya se considera histórica por algunos medios y es un paso muy importante en el avance de la legalización de la gestación subrogada en nuestro país, aunque aún queda muchísimo camino por recorrer.

Una de las consecuencias inmediatas de esta sentencia ha sido la inevitable reapertura del debate que éste tema genera en nuestro país, reavivando también la oleada de subrofobia de ciertos sectores hacia las familias que tienen hijos mediante este proceso o hacia los que estamos en camino de conseguirlo, como es la nuestra. Mención especial merecen las pseudofeministas, grupo que se empeña en ponerle voz a todas las mujeres pese a que muchas están a favor de la gestación subrogada (bien regulada por supuesto) y que muchas mujeres gestantes recuerdan su experiencia como algo verdaderamente positivo y hacen hincapié en la felicidad que les produjo saber que ayudaron a una familia a conseguir su deseo de ser padres.

Una de estas mal llamadas feministas es Henar Álvarez, que ha utilizado su fama y su cuenta de instagram para vomitar todo su odio contra estas familias. En sus declaraciones tras la publicación de la sentencia, Álvarez trata a los niños nacidos por gestación subrogada como "Pokemons" y acusa a los padres de querer cambiar su "Ticket de compra por un ticket regalo". Es totalmente deleznable que nadie tenga que aguantar comentarios de este tipo hacia su modelo de familia. Todavía muchos tienen la poca vergüenza de tratar la sentencia del Tribunal Supremo como una forma de esconder que un niño o niña ha sido "comprado", cuando en realidad es una medida que precisamente protege a los menores de este tipo de comentarios formulados por personas que ni siquiera se molestan el informarse y leer sobre el tema. No les importa para nada el gran daño que pueden provocar tanto a los adultos como a los niños; es mejor soltar todo el odio y conseguir un gran número de followers, aunque para ello tengan que pisotear a unas cuantas familias.

Que nadie nos malinterprete: por supuesto que puede haber opiniones en contra y las aceptamos, pero da la casualidad de que todos los argumentos que tratan de tirar por tierra la legalización del proceso en nuestro país siempre van acompañados de grandes dosis de veneno malintencionado, que no es ni mucho menos tolerable.

Pero sin duda, la guinda del pastel la puso nuestra actual ministra de igualdad, Ana Redondo, que se permitió el descaro de escribir en su cuenta de X lo siguiente: "(...) lamento que la resolución blanquee, a través del Registro Civil, esta forma de violencia a las mujeres que está prohibida en España". Es decir, precisamente la persona que en ejercicio de su cargo debería defender los derechos de los menores, especialmente teniendo en cuenta las barbaridades que sueltan algunos y algunas sobre la gestación subrogada, se pasa la igualdad y la defensa de dichos derechos por el arco del triunfo. Lo que hace falta es que se regule de forma que todas las partes involucradas en el proceso puedan decidir libremente su participación en él y se garanticen los derechos de todas ellas. 

Es lamentable, una vergüenza, y personalmente nuestra indignación con ciertos comentarios alcanza unas cotas que a veces resulta difícil digerir. Pero por suerte, leer la sentencia del Tribunal Supremo nos hace pensar que, si bien como dijimos antes aún queda mucho por hacer hasta que ésta técnica de reproducción asistida sea legal en España, algún día lo será y muchas personas como la nuestra ya no se verán obligadas a tener que viajar a miles de kilómetros de aquí para poder formar sus familias. Y aunque parezca un pequeño paso, gracias a este gran avance de la justicia española, queda claro que la gestación subrogada es una realidad social cada vez más presente y por tanto cada vez más difícil de invalidar por los subrófobos.