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Continuación de nuestra historia: conocemos a nuestra donante de óvulos y hacemos otro viaje inesperado

  En la última entrada de "Continuamos con nuestra historia", os contábamos que ya habíamos realizado nuestro primer viaje a México. Allí dejamos nuestras muestras de semen, hablamos con los abogados que tenemos contratados para nuestro caso, y volvíamos a España a la espera de que nuestra agencia nos confirmase la disponibilidad de la donante de óvulos que escogimos. Cuando ya pensábamos que habíamos terminado de preparar los documentos que los abogados van a necesitar a medida que nuestro caso progrese, allí nos comentaron que debíamos obtener en España otro más denominado "Poder para pleitos y cobranzas". Básicamente es un papel con el que otorgamos permiso a nuestros abogados mexicanos para que actúen en nuestro nombre en asuntos legales, permitiéndoles intervenir directamente en los momentos que sean necesarios, sin que nosotros tengamos que estar presentes físicamente.  En un primer momento, creíamos que este documento debíamos obtenerlo en la embajada mexican...

Sentimientos en Ciudad de Méjico


Como contamos en la anterior entrada, recientemente hemos realizado nuestro primer viaje a la Ciudad de Méjico para dejar las muestras de semen y para conocer al equipo médico y de abogados que llevarán nuestro proceso en el país. 

El viaje a la Ciudad de Méjico, en avión y con una escala de varias horas de por medio, se nos hizo bastante largo y pesado. Salimos de España de madrugada y llegamos a Ciudad de México el mismo día pero ya por la tarde, casi cuando empezaba a anochecer allí. Nos dio el tiempo justo para llegar al hotel, cenar unos tacos por la zona e irnos a dormir. 

Ese primer día, una vez en el destino, nos asaltaron sentimientos contradictorios. Por una parte, la ilusión y el entusiasmo por estar dando un paso importante en nuestro proceso, que parecía materializarse aún más y alejarse de la virtualidad en que se había desarrollado hasta el momento. Por otro, la desafección hacia nuestro país y hacia sus leyes, que nos obligaban a viajar a miles de kilómetros para poder conseguir nuestro deseo de convertirnos en padres en otro país que sí lo permitiera. 

Esta última sensación era una mezcla de fastidio y de injusticia. De fastidio por el cansancio acumulado en el viaje, lleno de estrecheces e incomodidades, y el hecho de sentirse extraño en un nuevo país donde no te queda más remedio que descubrir, aprender y adaptarte a sus usos y costumbres. De injusticia por sernos negado el derecho a la paternidad y a conformar nuestra familia por motivo de nuestro género y nuestra orientación sexual, a pesar de ser ciudadanos españoles que trabajamos, que tenemos toda nuestra actividad en España y que contribuimos con nuestros impuestos al mantenimiento del Estado y al desarrollo de sus servicios públicos.

Al mismo tiempo no podemos obviar la sensación que también nos abordaba de huida y de ocultamiento, como si estuviéramos haciendo algo que no estuviera bien a sabiendas. Se nos pasó por la mente la comparación de nuestro caso con las personas que viajan como turistas sexuales a Tailandia para practicar sexo con menores o las personas que viajan a Ámsterdam u otros países para drogarse. Estas comparativas se nos vinieron a la cabeza de forma involuntaria,  tal vez como un pensamiento intruso, y además... sin ser nosotros nada de eso.

También pensamos en personas del colectivo LGTBIQ+ españolas que en el pasado tuvieron que hacer viajes forzados, en lo que se conoce como migración queer o sexilio. Es el caso de las personas homosexuales que durante la dictadura salían de España rumbo a otros países más liberales para poder vivir con su condición sexual con dignidad. O el caso de las personas transexuales que hace décadas viajaban a Londres o a Casablanca para poder realizar el sueño de cambiar sus cuerpos... y en ocasiones no regresaban. Estos viajes forzosos siguen siendo realidad para las personas del colectivo LGTBIQ+ de multitud de estados. Por suerte, la condición sexual no es motivo de discriminación en nuestro país desde hace años, las personas homosexuales pueden llevar una vida pública sin armarios, contraer matrimonio legalmente y las personas transexuales pueden someterse a operaciones de cambio de sexo sin necesidad de salir del territorio nacional (algunas incluso financiadas por el sistema sanitario público). Esperemos que pronto también exista una normativa de gestación por sustitución en nuestro país que permita poner en contacto personas deseosas de ejercer la paternidad/maternidad y mujeres que de forma libre y voluntaria quieran gestar bebés para ellas.  

Probablemente, si dicha normativa existiera en nuestro país, personas solas o parejas como nosotros optarían por realizar sus procesos en España, ya que los costes mayores que supondrían los trámites médicos o la compensación de las mujeres donantes y gestantes, se compensarían con los elevados costes que comporta el hecho de realizar el proceso en otro país (vuelos, hoteles, abogados locales, alquiler de alojamiento para estancia en tanto que se arreglan los trámites legales...). Además, solo por el hecho de formar parte de la Unión Europea y deber adaptarse a los estándares de la unión, la normativa sería más prolija, pormenorizada, clara y garantista para todas las partes y eliminaría la incertidumbre que nos invade a los padres intencionales al pensar que el proceso podría complicarse por un cambio normativo o judicial en el país elegido. 

Este sentimiento de incertidumbre también nos invadió en la visita a los abogados mejicanos que llevarán a cabo nuestro proceso, donde nos comentaron que el año que viene habrá un cambio de jueces en el país derivado de la aprobación de una reforma judicial, según la cual el pueblo mejicano elegirá a sus jueces en una votación que se llevará a cabo el próximo 1 de junio de 2025. Según nos explicaron, este hecho puede perjudicar a los padres intencionales que realizamos nuestros procesos de gestación subrogada en Méjico alargando los plazos de estancia en el país una vez nazca el bebé. Y ello, porque por lo visto los jueces que actualmente juzgan los casos de gestación subrogada de extranjeros llevan haciéndolo mucho tiempo y conocen bien la realidad de los procesos y las vías para resolver sobre ellos. Así, si finalmente se llevan a cabo dichas elecciones de jueces y se produce un cambio generalizado de magistrados asignados a los casos de gestación subrogada, podría llevar tiempo que estos nuevos jueces se familiarizaran con la realidad de los procesos de gestación subrogada y en la forma de juzgar y resolver sobre los mismos. Este hecho, afectaría al factor más delicado del proceso de gestación subrogada en Méjico: el plazo de estancia en el país necesario para que se resuelvan los procesos judiciales de filiación y la emisión de pasaporte. En la reunión nos indicaron que el plazo medio actual se encuentra entre los dos meses y los ocho meses, siendo lo más habitual unos cuatro o cinco meses. En el peor de los casos, si dicho cambio de jueces se produjera justo a mitad o a finales de nuestro embarazo, se alargaría el tiempo de estancia en el país necesario para tramitar la documentación tras el nacimiento del bebé. 

Por último, una reflexión en torno a la necesidad de una legislación española que reconozca el derecho a la paternidad/maternidad mediante la gestación subrogada y la regule en todos sus extremos. Considerando la reducción de las tasas de fertilidad de la población española y mundial, derivada a los ritmos y hábitos de vida, de las condiciones ambientales en que vivimos y del retraso de la decisión de ser padres, estamos seguros que antes o después habrá una regulación de la gestación subrogada en España. No habrá más remedio que reconocer este derecho y regularlo cuando la población que no pueda ejercer la paternidad/maternidad por otros medios sea numerosa y alce la voz. La población no es tan fértil como muchos se piensan y es cuando deciden convertirse en padres que descubren sus malas capacidades reproductivas y buscan soluciones. En ocasiones, la gestación subrogada es la única opción viable. Por ello, la regulación de la gestación subrogada en España llegará... seguro llegará.

Mientras tanto, con tristeza observamos como incluso asociaciones de familias LGTBIQ+ promueven la modificación de la Ley de Reproducción Asistida para promover la igualdad en la filiación de menores de parejas de mujeres y defienden las familias creadas por procesos de adopción, silenciando o dejando de lado a las parejas de hombres o a los hombres solos que recurren a la gestación subrogada para crear su familia. Una vez más, el incomprensible enfrentamiento entre miembros de un mismo colectivo de personas que no ha aprendido que para conseguir derechos hace falta unirse y luchar juntas, como hicieron para superar la marginación histórica a la que se vieron sometidas.

Y vosotros ¿También vivísteis esta amalgama de sentimientos cuando viajásteis al extranjero para realizar vuestro proceso de gestación subrogada? ¿Os sentís desencantados con la normativa de vuestro país, que os obliga a viajar al extranjero para ejercer vuestros derechos? ¿Confiáis en que pronto habrá una regulación de la gestación subrogada en España? ¿Habéis sentido discriminación de vuestro modelo de familia, incluso en entornos potencialmente amistosos, como el colectivo LGTBIQ+? Contádnoslo en comentarios.  



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“ Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”. El Principito - Antoine de Saint-Exupéry