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Continuación de nuestra historia: conocemos a nuestra donante de óvulos y hacemos otro viaje inesperado

  En la última entrada de "Continuamos con nuestra historia", os contábamos que ya habíamos realizado nuestro primer viaje a México. Allí dejamos nuestras muestras de semen, hablamos con los abogados que tenemos contratados para nuestro caso, y volvíamos a España a la espera de que nuestra agencia nos confirmase la disponibilidad de la donante de óvulos que escogimos. Cuando ya pensábamos que habíamos terminado de preparar los documentos que los abogados van a necesitar a medida que nuestro caso progrese, allí nos comentaron que debíamos obtener en España otro más denominado "Poder para pleitos y cobranzas". Básicamente es un papel con el que otorgamos permiso a nuestros abogados mexicanos para que actúen en nuestro nombre en asuntos legales, permitiéndoles intervenir directamente en los momentos que sean necesarios, sin que nosotros tengamos que estar presentes físicamente.  En un primer momento, creíamos que este documento debíamos obtenerlo en la embajada mexican...

Homofobia, bullying y educación

 


Llevo un tiempo dándole vueltas a la idea de escribir esta entrada. No estoy inventando la rueda con este tema, pero creo que es necesario exponerlo, ya que supongo que mis preocupaciones como futuro padre serán compartidas por muchos que se encuentren en la misma situación que Álex y yo. 

He leído testimonios de familias homoparentales que hablan de situaciones desagradables que han vivido sus hijos en el colegio por el hecho de tener “dos papás” o “dos mamás”. Debo aclarar que el bullying en la escuela no entiende de géneros, ni por supuesto está siempre relacionado con cuestiones LGTBIQ+. Con esto quiero decir que se puede dar por mil motivos distintos, pero obviamente lo que me ha llevado a escribir estas líneas es lo que pienso que puede resultar más obvio en nuestra futura situación, y es que señalen a nuestro/a futuro hijo/a  por tener dos papás. Creo firmemente que podemos cambiar esto a través de la educación: inculcando a nuestros hijos valores tan importantes en nuestra sociedad como el respeto hacia las personas, la tolerancia y manteniendo conversaciones abiertas sobre la diversidad familiar y la homofobia. O lo que es lo mismo: mostrarles la realidad que les rodea, por mucho que algunos intenten ignorarla o negarla.

Esa pareja heterosexual que lleva años junta, como pueden ser mis padres por poner un ejemplo cercano, que se quieren, que en su momento estaban ilusionados por crear una familia, compartir sus vidas, vivir experiencias juntos, educar a sus hijos, verlos crecer, envejecer juntos… esa sensación es exactamente la misma que tengo yo con mi pareja. No hay ninguna diferencia, repito, ninguna.

Sin embargo, nosotros tenemos que pasarnos la vida “saliendo del armario” de manera constante cada vez que alguien da por sentado que tu pareja es una mujer, soportar miradas y murmullos, llevando cuidado de en qué situaciones una simple muestra de cariño puede desembocar en una discusión, una pelea, o una paliza. Además, en el caso de los hombres, crear una familia nos supone o bien adoptar u optar por la gestación subrogada, proceso que tenemos que llevar a cabo en otro país, lo que supone una nueva “salida del armario” y tener que aguantar que te señalen porque “te estás comprando un bebé”. Y por si fuera poco, la religión y la política  rara vez suelen ser de ayuda.

Reconozco que estas cosas me dan un poco igual, ya que si le tengo que coger de la mano a mi pareja, darle un beso o ignorar comentarios malintencionados de la índole que sea, lo hago, pero es inevitable que a veces reflexione sobre ello y piense: ¿por qué? Es una lucha constante; tan constante como necesaria.

Estoy totalmente convencido de que la clave de todo es poder hablar abiertamente con nuestros hijos cuando son pequeños. Entiendo que no todo el mundo puede estar totalmente de acuerdo, así que no puedo esperar que todos los padres hablen con sus descendientes sobre estos argumentos, pero sí que tengo la sensación de que aquellos que sí que apoyan estos temas no lo hablan lo suficiente, bien porque piensen que es un tema tabú o porque crean que sus hijos son demasiado pequeños. Pero cuando se es un niño, es más fácil absorber lo que tus padres te dicen, es mucho más sencillo que el mensaje cale lo suficiente como para que se retire el velo que cubre todo lo que ahora mismo parece tan raro, tan fuera de lo normal (como si alguien realmente supiera qué es lo normal). Y ese mensaje tiene tres ingredientes que todos queremos para nosotros mismos y para nuestras familias: respeto, amor y comprensión. Así que algo así no debe considerarse ni nocivo, ni un tabú.

Como comenté al principio, mi opinión no es nada transgresora, ni novedosa, ni estoy inventando nada nuevo. Pero a veces lo más obvio parece que se nos escapa de las manos y merece la pena recordar que el amor es el amor independientemente del género de tu pareja, y que la diversidad familiar no es ninguna amenaza, sino la realidad. Cuestionar los prejuicios y optar por una educación inclusiva son las herramientas que nos pueden llevar a un cambio cuyo objetivo es que todas las familias se sientan aceptadas, respetadas e igual de válidas que cualquier otra, y es nuestra labor como adultos hacer que las nuevas generaciones lo comprendan y construyan un mundo mejor para todos.


Un mundo mejor, A better world

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“ Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”. El Principito - Antoine de Saint-Exupéry