Cuando una pareja piensa en crear su propia familia y, como nosotros, no puede conseguirlo por sus propios medios, estudia las distintas formas de lograrlo sin descartar ninguna de ellas.
La adopción aparece como la primera vía posible por parecer, en principio, más sencilla. Algunos motivos que fundamentan dicha percepción: se puede realizar en el país, no está vetada para las parejas homoparentales, no es necesario contar con donantes/gestantes/agencias/seguros como sí se precisa en la gestación subrogada, está previsto en las leyes y por tanto cuenta con seguridad jurídica, además de estar arbitrado por los Servicios Sociales (administraciones públicas). Sin embargo, la adopción no es tan sencilla de llevar a cabo, por una serie de motivos:
- El tiempo de espera. El proceso de adopción en nuestro país requiere pasar por múltiples trámites. A grandes rasgos son los siguientes:
1. Solicitud de iniciación (con asistencia a cursos obligatorios sobre adopción)
2. Valoración psicosocial (que precisa entrevistas, visitas domiciliarias y evaluación psicológica)
3. Acreditación de idoneidad
4. Asignación de menor
5. Acogimiento pre-adoptivo
En total, el tiempo total estimado para completar el proceso está entre los 4 y los 9 años, si bien dicho plazo puede variar de unas comunidades autónomas a otras.
- Las diferencias mínimas y máximas de edad entre las personas adoptantes y el/la niño/a adoptado/a. La diferencia mínima con carácter general se establece en los 16 años, mientras que la máxima se fija entre 40 y 45 años. Es decir, que si se quiere adoptar un menor de 4 años, la edad mínima de ambos padres sería de 20 años y la edad máxima de 44-49 años. No obstante, algunas comunidades autónomas requieren además una edad mínima superior a 25 años por parte de la persona adoptante o al menos de algún miembro de la pareja adoptante.
- Se precisa una estabilidad económica, social y emocional que garanticen la cobertura de las necesidades del menor. Este requisito es común a la gestación subrogada, pero no siempre se cumple en el caso de las familias creadas de forma natural.
- La mayor parte de los niños en situación de adoptabilidad suelen tener más de 6 años, formar parte de grupos de hermanos o contar con necesidades especiales o enfermedades, lo que en muchas ocasiones no casa con las expectativas o deseos de las personas adoptantes.
Todo lo anteriormente expuesto se refiere a las adopciones nacionales en España. Las adopciones internacionales presentan una serie de peculiaridades frente a las nacionales, como son las siguientes:
- Reducción del tiempo de espera, que en este caso está entre los 2 y 5 años.
- Mayor disponibilidad de niños con perfil de adoptabilidad y sobre todo más afín a lo que buscan o desean las personas adoptantes (bebés o niños pequeños sin problemas de salud). Esta mayor disponibilidad está ligada a que el sistema de protección español prioriza medidas de protección de los menores como el acogimiento familiar o la reunificación con la familia biológica o extensa frente a la adopción.
- Proceso de valoración de las personas adoptantes menos riguroso que en España.
- Mayor velocidad en la tramitación del procedimiento por varios motivos, entre otros legales.
Otra opción que se plantean las personas o parejas que quieren crear una familia es el acogimiento familiar, si bien dicha fórmula está pensada como algo transitorio hasta el momento en que los menores consigan reintegrarse en sus familias de procedencia o sean adoptados (entre los 6 meses y los 2 años, con carácter general) y se prioriza el acogimiento por la familia extensa. El acogimiento familiar con carácter permanente es muy excepcional y se da cuando los menores no pueden volver con sus familias biológicas en el corto o medio plazo y tampoco pueden ser adoptados. El carácter temporal de esta forma de acogimiento conlleva además una noria de sentimientos en las familias de acogida, sobre todo en el momento en el que el menor vuelve a su familia de origen, generando un fuerte estrés emocional.
Las parejas heterosexuales que tienen problemas de fertilidad pueden acudir también a otras fórmulas para cumplir su sueño de crear una familia, como son los tratamientos de fertilidad, la fecundación in vitro o la inseminación con semen de algún donante. Las mujeres fértiles o las parejas de mujeres lesbianas pueden también lograr su objetivo recurriendo a los bancos de semen para quedarse embarazadas. Pero el caso de los hombres solos o de las parejas de hombres homosexuales las opciones se limitan mucho más, hasta el punto de que solamente la gestación subrogada puede suplir su carencia de un vientre gestante. Ni siquiera el hecho de ser una pareja heterosexual, una mujer sola o una pareja de lesbianas garantiza el éxito de formar una familia recurriendo a otras vías cuando existen problemas de fertilidad, apareciendo entonces la gestación subrogada como una opción viable.
No obstante, la gestación subrogada presenta también múltiples dificultades, no siempre fáciles de salvar:
- No es legal en España, lo que obliga a las personas que desean llevarla a cabo a tramitarla en países extranjeros. No todos los países permiten este tipo de procesos para personas solas o parejas de homosexuales.
- El tiempo de espera está entre los 18 meses y los 4 años de duración, dependiendo del país en el que se tramite y las circunstancias de cada caso.
- La intervención de profesionales de múltiples ámbitos (agencias, clínicas, donante de óvulos, gestante, abogados, aseguradoras) supone realizar un fuerte desembolso económico para sufragar todas esas intervenciones.
- Debe contarse con una estabilidad psicológica, social y económica que garantice el bienestar del bebé resultante del proceso. Esta estabilidad será objeto de estudio y evaluación a lo largo del proceso.
- Es necesario regularizar jurídicamente el nacimiento y filiación del bebé en España a la vuelta del país en que se produjo el parto.
- No existe la seguridad total de conseguir el objetivo buscado. El riesgo nunca es cero.
La gestación subrogada no es un proceso sencillo, tampoco es un proceso rápido (si tenemos en cuenta el tiempo necesario para conseguir la financiación necesaria para realizarla) y además es arriesgada (en casi ninguna fase del mismo se tiene certeza de obtener un buen resultado). Por lo tanto, es siempre producto de un estudio detallado y razonado de todos los factores que comporta y, en ningún caso, puede ser considerado como un capricho de las personas que la ponen en marcha.
Quien conozca en detalle el proceso de gestación subrogada compartirá la opinión que nada tiene que ver con la manida expresión "comprarse un bebé". Un bebé es una vida humana, con unas características, necesidades y derechos que en ningún caso pueden ser comparados con un producto y, por lo tanto, es razonable y lógico que el proceso de gestación subrogada sea mucho más complejo, preciso y garantista que el de adquisición de cualquier bien.
Así mismo, en absoluto resulta aplicable en este caso el eslogan creado para el mundo de las mascotas "No compres, adopta". De la lectura de todo lo anteriormente expuesto en esta entrada se deduce que nada tiene que ver la creación o asunción de una vida humana con la naturaleza o características de un animal de compañía.
El uso malintencionado de cualquiera de las dos expresiones para atacar a las personas que recurren a la gestación subrogada, sin duda demuestra la incapacidad presente (y probablemente permanente) de la persona que la expresa de entender la importancia e implicaciones que supone la creación de un bebé a través de dicha vía, puesto que no deja de ser una técnica más de reproducción asistida.
En nuestro caso, de entre las opciones para crear una familia explicadas anteriormente, la gestación subrogada fue elegida como la vía preferente por distintas razones:
- Por nuestra edad, ya que tenemos más de 40 años. Como dijimos antes, un proceso de adopción puede alargarse bastante en el tiempo de espera, por lo que descartamos esta opción ante la posibilidad de conseguir nuestro objetivo de ser padres a los 50 o más años.
- Por el deseo de tener descendencia que al menos tenga la carga genética de uno de los dos miembros de la pareja.
- Por ser una pareja homoparental y carecer de un vientre para gestar a nuestro bebé.
- Por querer conseguir una unión familia permanente y duradera, descartando opciones transitorias como las que ofrece el acogimiento familiar.
Crear una familia junto a la persona que amas es un paso muy importante y muy bonito, y no debería juzgarse a nadie que opte por adoptar, por acoger ni a quien recurra a la vía de la gestación subrogada para lograrlo. Existe todavía mucha, quizá demasiada, controversia y demasiados tabúes alrededor de este tema, pero lo importante es apostar por reconocer el derecho de las personas a ser padres por el modo que ellos elijan.
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