Relato de un proceso de gestación subrogada
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¿Por qué en Méjico?
El comienzo de la búsqueda de información sobre la gestación subrogada no es fácil. Al tratarse de un tema bastante controvertido, al menos en España, las fuentes sobre este tema son bastante escasas y poco claras. De hecho, una de nuestras herramientas más útiles para empezar a informarnos fue el uso de la inteligencia artificial.
Gracias a esta herramienta, pudimos empezar a realizar preguntas sobre en qué países podríamos cumplir nuestro sueño de ser padres, coste del proceso, agencias, asuntos legales y un largo etcétera que iremos detallando en distintas entradas de este blog.
Los países que desde el primer momento barajábamos fueron principalmente tres, aunque hay más: Estados Unidos, Canadá y Méjico. También hemos oído que puede realizarse en Argentina y Colombia, si bien la legislación de estos países no es clara, puede ser cambiante afectando a procesos ya iniciados y en ocasiones se trabaja con mujeres en situación de necesidad y sin garantizar plenamente sus derechos.
Estados Unidos se contempla como la opción más segura, por su gran regulación en la materia y por su larga trayectoria realizando procesos de gestación subrogada no sólo para norteamericanos, sino también para personas de todo el mundo. Y tratándose de algo tan serio como tener un/a hijo/a… ¿quién no querría la mayor seguridad posible? No obstante, tras investigar sobre este país, tuvimos que descartarlo tanto por el idioma (la documentación cuesta de entender hasta en castellano), como por sus elevados costes. A modo de ejemplo os dejamos un video sobre el coste de la gestación subrogada en EEUU (atención, el video tiene ya unos años):
Canadá era una de nuestras opciones favoritas, pues posee un modelo altruista el cuál permite que los padres de intención se hagan cargo de los costes derivados del embarazo, las complicaciones que pudieran surgir en el mismo y los cuidados posteriores al nacimiento del bebé. Además, los trámites legales que hay que realizar en el país parecen ser muy rápidos, así que a priori parecía una buena opción. Sin embargo, tras hablar con algunas familias que estaban llevando a cabo el proceso allí (más adelante en otra entrada os hablaremos sobre ello), nos dimos cuenta que el carácter altruista del modelo no permitía encontrar fácilmente una gestante y que podían pasar periodos de hasta dos años o incluso más sin que apareciera una. Además, el carácter voluntarioso de las mujeres gestantes hacía que muchas veces cambiasen de opinión o se “echaran atrás” en el último momento, teniendo que volver al inicio de la búsqueda si eso ocurriese. A esto cabe añadir que el perfil de las mujeres gestantes en ocasiones no es el más idóneo (por edad avanzada, problemas de sobrepeso u otros factores), pero el largo tiempo de espera no permite descartarlas a menos que se esté dispuesto a esperar un largo tiempo más. En la práctica, además se suma el problema del idioma y que, según algunas personas consultadas, los costes no distan tanto de los de Estados Unidos.
Méjico presenta una situación distinta. La regulación de la gestación subrogada no es tan clara como en los dos países anteriores, si bien existe jurisprudencia que reconoce la paternidad de los padres intencionales y llevan muchos años realizando estos procesos con éxito. El tiempo de espera de una mujer gestante es pequeño (como orientación nos dijeron que unos dos meses y medio) y el coste se reduce bastante frente a Estados Unidos o Canadá. No obstante, estos datos no podemos confirmarlos plenamente en este momento, pues aún estamos en una fase muy inicial de nuestro caso. De hecho, nos han indicado que en Méjico se tramitan muchos procesos de gestación subrogada incluso de Canadá, por tener unos tiempos de espera muy inferiores.
A estas ventajas del país norteamericano se une compartir el mismo idioma (aunque a veces nos cueste entendernos) y que a pesar de su reducidos costes se respetan los derechos de las mujeres. Como principal desventaja está el factor tiempo, ya que parece ser que una vez se produce el parto es necesario permanecer en el país entre dos y seis meses para realizar toda la parte legal y regresar con el bebé a España. Esto hay que tenerlo en cuenta tanto por los costes que suponen la estancia en el país como por los permisos que deben pedirse en el trabajo para poder cubrir todo ese periodo.
En nuestro caso el factor tiempo es primordial, pues ya somos “maduritos” para crear nuestra familia, y además no queríamos pasar por la noria de emociones que podría suponer el trámite de conseguir una gestante en Canadá. Por ello, tras darle muchas vueltas, optamos por Méjico como la opción que mejor se ajustaba a nuestro caso.
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